Embotellar vino: la guía

Embotellar el vino, los pasos a tener en cuenta

Embotellar el vino Puede parecer una operación fácil, pero en realidad hay reglas que hay que seguir estrictamente y que te permiten degustar un vino de mucha más calidad.
A continuación, le mostramos cómo proceder y algunos pequeños consejos a seguir.

El período de embotellado del vino.

La operación que implica el embotellado del vino debe realizarse en determinadas épocas del año: las mejores son las Marzo seguido de septiembre.
El primero de los dos meses está especialmente indicado en el caso de que el el vino debe consumirse durante el mismo año, y esto porque las sustancias nocivas para el organismo, aunque sean pocas, se depositarán en el fondo.
El mes de septiembre, en cambio, es especialmente recomendable si el vino se va a consumir durante el año siguiente y no antes, ya que el sabor puede no ser el mejor.
Los otros meses, en cambio, no son recomendables, ya que la época de vendimia está demasiado lejana, lo que podría hacer que el vino no sea muy bueno para beber.

El vino y la luna

Uno de los elementos que más incide en el embotellado del vino es la luna: ésta, al menos según las antiguas tradiciones, permite conservar y obtener mejores vinos, según la forma de la luna.

Según antiguas leyendas y tradiciones, el vino será más sabroso si se embotella durante la luna llena: No importa si es un vino para conservar o conservar en el futuro inmediato, ya que el vino que se embotella durante la época se caracteriza por un mejor sabor.

Los vinos a conservar y los dulces, en cambio, deben ser embotellados en el período en que la luna es visible durante las tres cuartas partes. En cuanto a los vinos espumosos, en cambio, serán excelentes si se embotellan cuando solo se ve el primer cuarto de luna.

Sin embargo, se debe evitar el embotellado durante el período de luna nueva: esto se debe al simple hecho de que el vino podría volverse ácido y, por lo tanto, no sería posible beberlo.

Obviamente, estas son solo algunas tradiciones que aún hoy logran sobrevivir, aunque no hay evidencia científica que confirme estas teorías.

Prepara las botellas para el vino

Antes de verter el vino en las botellas, necesitan un lavado especial: incluso si las botellas son nuevas y nunca se han usado, algunos gérmenes o polvo pueden estar presentes en el interior.

Este hecho podría generar problemas de salud para quienes beben el vino contenido en esa botella.
Lavarlo será muy sencillo: basta con utilizar agua y bicarbonato, y tratar de enjuagar bien la botella.

Después del lavado hay que secarlo: basta con colocar la botella boca abajo y dejar secar el agua.
Para tener una mayor seguridad, y por tanto secarlo por completo, basta con utilizar un paño e introducirlo en la botella, intentando eliminar los residuos de agua.

Si las botellas deben almacenarse antes de usarse, deben protegerse con una envoltura en la tapa que evite que entre polvo en la botella.

Embotellar el vino

El vino seguramente estará en una damajuana: para poder verterlo en las botellas, primero hay que insertar un aspirador en la damajuana y suelta la primera parte del vino.

Hacerlo eliminará los residuos aceitosos del vino y otros elementos que realmente dañan la salud.
La damajuana debe colocarse en un plano ligeramente elevado con respecto a las botellas, y el otro extremo del aspirador debe insertarse en la botella a llenar.

Mediante la decantadora será posible trasvasar el vino de la damajuana a la botella, y cuando esta esté a punto de llenarse por completo, el flujo de líquido se detendrá automáticamente, evitando desperdicios innecesarios.
Cuando todas las botellas están llenas, es necesario cerrarlas: esta operación será más fácil de realizar si se utiliza una taponadora, que aplica el tapón a la botella de forma óptima.

Recuerda dejar al menos tres centímetros de distancia entre el corcho y el vino, para que quede una pequeña cantidad de aire en la botella que evite que el vino se vuelva demasiado ácido.

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