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La conservación del vino, la fase más exigente y fascinante
Una vez finalizada la fase de trasiego que clarificó el vino, es necesario un período adecuado para laenvejecimiento, un lento proceso de transformaciones químico-físicas donde se completa la maduración de la preciosa bebida, encontrando así la armonía de sus elementos.
La duración de la crianza varía según la calidad de los vinos y generalmente tiene lugar entre noviembre y diciembre justo antes de los fríos inviernos. Las bajas temperaturas, de hecho, juegan un papel positivo para la conservación del vino, ya que bloquean los procesos de fermentación acética que pueden afectar el sabor y también evitan que las sales presentes se disuelvan.
El entorno de almacenamiento de vino
El lugar ideal para almacenar vino debe tener algunas características esenciales para garantizar buenos resultados. El primer factor a considerar es el temperatura que debe permanecer constante durante todo el año. De hecho, los cambios bruscos de temperatura son perjudiciales para la óptima conservación del vino.
Puede sufrir aumentos o disminuciones incontroladas de volumen, iniciando procesos de oxidación.
Las temperaturas ideales están alrededor 10-14 ° C. Yo también’humedad juega un papel fundamental en la conservación del vino. Debe permanecer alrededor del 70%.
Además, el sótano no debe estar iluminado por el luz del sol ya que la radiación acelera el envejecimiento y, junto con la temperatura y la humedad, contribuye a la precipitación de algunas sustancias particulares. Otros factores a evitar al almacenar vino son los olores de productos químicos o diversos productos alimenticios e vibraciones causada por automóviles, electrodomésticos o tráfico rodado cercanos. Finalmente, es necesaria una buena ventilación de todo el ambiente.
Contenedores para vino
Generalmente se utilizan barriles de madera (el más valioso es el Roble de eslavonia). Estos envases tienen un coste elevado y requieren un cuidado cuidado, pero aseguran unos resultados excelentes ya que la madera contribuye activamente con sus aromas y su naturalidad al envejecimiento.
De gran valor son los vinos almacenados en barricas, pequeñas barricas de madera con una capacidad máxima de 230 litros, tostadas durante la fase de montaje y que aseguran aromas y fragancias particulares. El reducido tamaño de estos envases asegura una mayor oxigenación del vino que adquiere así un bouquet inconfundible, una particular suavidad y un color intenso.
Los vinos envejecidos en estas barricas en particular son más caros que los demás, ya que las barricas tienen pocas reutilizaciones y también requieren numerosos trabajos de bodega.
Durante la fase de envejecimiento se pueden añadir fragancias particulares como coco, vainilla, tabaco, caramelo que enriquecen los aromas del producto final haciéndolo especialmente sabroso.
Otros contenedores utilizados son los de acero inoxidable o en concreto reforzado. Estos contenedores no requieren cuidados especiales en mantenimiento y son más económicos.
Hoy en día existen nuevas prácticas, autorizadas por la Comunidad Europea pero aún prohibidas por los DOCG italianos, que permiten el uso, para vinos almacenados en contenedores de acero o de hormigón armado, papas fritas es decir, dioses tozzetti de roble tostado para hacer que el vino adquiera nuevas y fragantes fragancias.