Epifora es el término médico que se utiliza para indicar la extravasación de lágrimas del saco conjuntival, provocada por un trastorno o enfermedad ocular. Este término deriva del griego epiphero, u «ojo lloroso», y destaca la cantidad de lágrimas en exceso. La forma en que el paciente experimenta y describe normalmente este trastorno es que los ojos lagrimean continuamente, aparentemente sin motivo, y se vuelven cada vez más rojos. Por ello, el llanto del ojo -derecho, izquierdo o ambos- va acompañado de una fuerte sensación de ardor.
¿Cuáles son los factores que provocan un lagrimeo excesivo?
Puede haber varios trastornos debido a los ojos llorosos . Los factores que provocan un lagrimeo excesivo son:
- Factores externos, como cuerpos extraños en el ojo.
- Irritaciones o infecciones
- Ambiente ventoso o muy caluroso.
- Virus
- Patologías que afectan al globo ocular
- lentillas de baja calidad. Aunque hoy en día hay empresas que tienen lentillas baratas de gran calidad que no dan estos problemas.
Otros signos o síntomas están relacionados con el lagrimeo excesivo, que son diferentes según la causa subyacente.
¿Qué son los ojos llorosos?
En la región superotemporal de la órbita, se encuentra la glándula lagrimal, glándula responsable de la producción del componente acuoso de la película lagrimal, es decir, una película líquida y densa que tiene la función de reducir la fricción, defender, lubricar y nutrir la córnea y En general, mantenga los ojos limpios. En condiciones normales, la cantidad de película lagrimal se mantiene estable gracias al sistema de drenaje (conducto nasolagrimal) presente en la cara interna del ojo que tiene la función de drenar el exceso de líquido.
El drenaje lagrimal consiste en:
- Puntos lagrimales superior e inferior
- canalículos superior e inferior
- Saco lagrimal, un reservorio que es alimentado por los canalículos.
- Conducto nasolagrimal, es decir, el canal de salida del saco lagrimal que pasa desde los cornetes nasales hasta la garganta.
La epífora puede afectar uno o ambos ojos. Las causas en el origen del hiperlagrimeo pueden ser variadas aunque, normalmente, se trata de un trastorno temporal que se resuelve en pocos días. Si, por el contrario, los síntomas persisten, es necesario ponerse en contacto con su médico y someterse a un examen ocular para identificar con precisión el origen del problema.
¿Cuáles son las causas del desgarro?
Las causas de la epífora pueden ser varias, las tres principales son:
-La oclusión del sistema de drenaje del lagrimeo (dacriostenosis):
La estenosis (reducción de la luz hasta la obstrucción) de los conductos nasolagrimales puede ser tanto congénita como adquirida y consiste en una acumulación de lágrimas en los canalículos y en el saco lagrimal que provoca su salida del ojo. Además, el drenaje ineficaz del lagrimeo puede llevar a un estancamiento dentro del saco lagrimal que, con el tiempo, puede generar un absceso en la raíz de la nariz con producción de moco-pus por sobreinfección bacteriana.
Causas de la estenosis del conducto lagrimal:
- Inflamación ocular severa
- Edad avanzada
- Compresión externa de las vías lagrimales
- Trauma ocular severo, con laceración de las vías lagrimales
- Entropión o ectropión
– Hiperactividad de las glándulas lagrimales.
El lagrimeo profuso es muy común y puede ocurrir por varias razones:
- Inflamación ocular
- Fumar
- polvos
- alergias
- Conjuntivitis
- trauma ocular
- Ectropión severo, o la aversión casi completa del párpado inferior o superior.
- Reactivo (sustancias liberadas de los alimentos como la cebolla)
- Composición anormal de la película lagrimal, a menudo relacionada con el síndrome del ojo seco .
- blefaritis
– Mal parpadeo de los párpados con la consiguiente desecación de la superficie ocular.
El parpadeo de los párpados es fundamental para empujar el exceso de lágrimas hacia el punto lagrimal (primera parte del trayecto de salida). Las personas con patologías como, por ejemplo, la parálisis de Bell, son propensas al desgarro intenso. Existen condiciones patológicas como malformaciones congénitas, parálisis de los nervios faciales , lesiones en el músculo orbicular, que pueden provocar estancamiento de lágrimas y por lo tanto epífora.
¿Cuáles son los síntomas?
La sintomatología varía según la causa que provoca la epífora.
- Entropión: además del lagrimeo abundante, aparece enrojecimiento de los ojos , fotofobia, dolor en el contorno del ojo, sensibilidad fuerte, visión reducida
- Conjuntivitis: además de la epífora, hay una «sensación de cuerpo extraño», ardor, enrojecimiento, dolor y ojos secos que dan la sensación de tener los ojos secos constantemente.
- Síndrome del ojo seco: además del lagrimeo, se presenta fatiga ocular, ardor, dolor, enrojecimiento, visión borrosa, fotofobia y picor.
- Se puede asociar oclusión del conducto nasolagrimal, además de la epífora, abscesos o mucoceles.
¿Cómo se realiza el diagnóstico?
El diagnóstico lo realiza inicialmente el médico general y luego se profundiza con el oftalmólogo quien puede optar por realizar el sondaje de las vías lagrimales. Cuando el médico de cabecera comprueba la existencia de epíforas que no pueden resolverse con la intervención de lágrimas artificiales, debe remitir al paciente a un oftalmólogo que, con pruebas certeras, podrá determinar la terapia más adecuada.
¿Qué sucede durante el examen ocular?
Durante la visita se instilan gotas anestésicas, para luego proceder a tratamientos específicos:
- Se inyecta una solución estéril a través de una cánula insertada en el conducto lagrimal. En el caso de un sistema de drenaje permeable, el paciente puede sentir que la solución llega a la garganta, en el caso de un sistema ocluido, la solución fisiológica permanece bloqueada en los conductos nasolagrimales.
- Además, se puede instilar en los ojos un líquido de contraste que en caso de estrechamiento/cierre de las vías lagrimales permitirá la identificación precisa del sitio de la oclusión (dacriocistografía)
¿Qué tratamiento hay?
Los remedios para tratar la epífora dependen de la gravedad de la dolencia. Muchas veces no son necesarios tratamientos especiales y se resuelve de forma completamente espontánea en poco tiempo, especialmente cuando se trata de una obstrucción congénita del conducto nasolagrimal. En niños menores de un año, la descompresión manual (acupresión administrada por uno de los padres) puede ser suficiente para resolver el problema en unos pocos meses.
En casos de irritación ocular como la conjuntivitis bacteriana , puede ser necesario realizar una terapia a base de antibióticos. En presencia de alergia, la terapia implica el uso de antihistamínicos mientras que, en presencia de un cuerpo extraño en el ojo, la decisión correcta es la extracción del cuerpo extraño.
Si el entropión es la causa, puede ser necesaria una operación para reposicionar el párpado.
En el caso de que exista una obstrucción completa en el saco nasolagrimal, se puede recurrir a una operación quirúrgica, a saber, la dacriocistorrinostomía (DCR)
¿La epífora también puede afectar a los niños? ¿Cómo curarlo en estos casos?
En algunos casos, los niños pueden presentar, en los primeros meses o años de vida, hiperlagrimeo, generalmente unilateral o afectando un solo ojo: en este sentido, hablamos de epífora pediátrica. En el caso de los recién nacidos, el trastorno puede ser causado por la obstrucción de las vías lagrimales, resultante de la presencia de un remanente de mucosa al final de la vía lagrimal.
El fenómeno del lagrimeo puede incluir en ocasiones una secreción blanca o amarillenta que se produce, sobre todo, cuando el niño está en lugares abiertos y la dificultad, sobre todo por la mañana, para abrir el ojo.
Normalmente no es necesario recurrir a una intervención médica más compleja ya que el lagrimal, ayudado por una correcta y eficaz limpieza del ojo encaminada a prevenir posibles infecciones bacterianas, se abre espontáneamente. Otro remedio especialmente indicado consiste en practicar un masaje cuidadosamente siguiendo las indicaciones del oftalmólogo: con el dedo, empujando hacia la raíz de la nariz y hacia abajo, se crea una presión positiva para favorecer la apertura de la vía lagrimal.
Si el problema persiste después del primer año de edad, puede ser necesario recurrir a una intervención correctora, funcional para abrir el canal obstruido con la ayuda de una pequeña sonda.
¿Qué son los remedios naturales?
Entre los principales remedios naturales, se encuentra el uso de colirios naturales para reducir y prevenir el proceso inflamatorio y para calmar y descongestionar la zona. Para ello suele sugerirse la eufrasia, entre cuyos beneficios también se encuentra la capacidad antibacteriana y antialérgica.
La manzanilla y la caléndula pueden realizar una función similar. Incluso el ácido hialurónico puede resultar particularmente adecuado ya que permite aumentar el nivel de lubricación del ojo.
También se sugiere practicar compresas calientes para combatir las molestias provocadas por los síntomas y compresas frías, gracias a las cuales se consigue activar una acción de estrechamiento de los vasos sanguíneos y por tanto reducir la producción de lágrimas.
En el caso de que el hiperlagrimeo en cambio derive de la exposición a agentes atmosféricos como pulsos de luz excesivos o polen, es necesario implementar enjuagues repetidos y frecuentes con agua corriente fresca para mitigar la irritación y facilitar el proceso de cicatrización.