La posible venta de OnlyFans a un grupo de inversores abre un escenario de cambios: entre incertidumbres y nuevas oportunidades, plataformas emergentes como TipMeOn intentan redibujar la visibilidad de los creadores.
La noticia de que OnlyFans negocia su venta, con una valoración que ronda los 8.000 millones de dólares según Reuters y Financial Times, ha reactivado una pregunta clave que el sector lleva tiempo haciéndose: ¿hasta qué punto depende el trabajo de los creadores de la plataforma que utilizan? ¿Y hasta qué punto son esas mismas plataformas dependientes del catálogo que generan los creadores? El simple hecho de que la compañía haya abierto un proceso exploratorio es ya un indicio de que el tablero está cambiando.
En este contexto, las comparaciones resultan inevitables. OnlyFans y proyectos similares (Fansly, LoyalFans, etc.) han basado su modelo en una premisa clara: el creador es también su propio distribuidor. Abre un perfil, levanta muros de pago y debe atraer tráfico desde fuera, principalmente a través de redes sociales. El peso de conseguir clientes recae, en gran parte, sobre sus hombros. Para quienes cuentan con comunidades amplias funciona; para los que empiezan de cero, el desafío es considerable y a menudo costoso en términos de marketing.
Aquí es donde entra TipMeOn, no como un “sustituto”, sino como un enfoque distinto del embudo. La idea es mantener la posibilidad de monetizar de forma similar a otras plataformas —publicando contenidos de pago y gestionando la relación uno a uno—, pero sumando un valor adicional: la visibilidad interna. Es decir, además del público que cada creador arrastra desde sus redes, existe un público ya presente en TipMeOn, que explora el catálogo y puede descubrir nuevos perfiles de manera orgánica. Esto supone un cambio relevante: el riesgo no se concentra únicamente en la capacidad individual de generar atención externa, sino que se reparte con el entorno mismo de la plataforma.
Eso no significa que en TipMeOn la autopromoción deje de ser necesaria. Lo sigue siendo, y mucho. Pero el contexto cambia: el descubrimiento no depende exclusivamente de campañas externas, y no se limita a un único muro de pago. El usuario que ya está explorando tiene más posibilidades de cruzarse con nuevos contenidos, guardar lo que le gusta, volver a un perfil y convertirse, con el tiempo, en seguidor. Para el creador, esto implica dos beneficios concretos: ampliar la parte alta del embudo de captación —exposición ante públicos que no provienen necesariamente de sus redes— y reducir los puntos de fricción en la experiencia de consumo.
Desde el punto de vista editorial, el enfoque favorece los formatos en serie y los recorridos temáticos. Mini-series de fotos o vídeos no se quedan como piezas aisladas condenadas a desaparecer en el feed, sino que pueden ser redescubiertas más adelante, navegando por categorías o colecciones. Esto alarga la vida útil del contenido y convierte el archivo en un activo que genera visibilidad sostenida. Para quienes trabajan con encargos personalizados, supone también más oportunidades indirectas: más descubrimientos casuales equivalen a más mensajes privados, más conversaciones y más opciones de transformar la curiosidad en relación.
A nivel macro, la venta potencial de OnlyFans pone sobre la mesa tres temores habituales de los creadores: cambios en las prioridades de producto, revisiones en las políticas de contenido y posibles impactos en los pagos. Nadie tiene una bola de cristal y las negociaciones pueden prolongarse meses, incluso sin concluirse. Pero es lógico que los creadores piensen en diversificar riesgos. En esa lógica, TipMeOn funciona como un “segundo carril” prudente: se puede seguir operando en los canales consolidados y, al mismo tiempo, cultivar un espacio donde la visibilidad no dependa únicamente del arrastre externo. Lo más inteligente quizá sea combinar ambos: llevar a los fans fieles al lugar donde uno es más fuerte y dejar que la plataforma facilite encuentros con quienes aún no conocen el perfil.
En última instancia, hablar de estas plataformas sin caer en la publicidad exige centrarse en las tendencias. Y la tendencia es clara: los creadores buscan entornos que no solo exijan empuje desde fuera, sino que también tiren desde dentro, generando descubrimiento orgánico. Si la venta de OnlyFans sigue adelante, el mercado pondrá a prueba esta dirección. Mientras tanto, TipMeOn ofrece un experimento tangible con una idea sencilla: que la visibilidad es un bien compartido, alimentado por los creadores y redistribuido hacia quienes merecen ser encontrados. Y para muchos, ese ya es un paso adelante.
